Según el horóscopo de la semana, (la fuente de sabiduría más cercana que tengo por ahora),
debo aceptar que no todo va a salir como yo quiero que sea, dice que esa será la lección más importante de la semana, o del año, en mi caso.
Pero mira a quien le vienen a hablar de “soltar” y “dejar fluir”.
Me paso los días con la mente llena de escenarios hipotéticos; si, tengo tengo un problema para aceptar las cosas cuando no se dan como quiero.
Me cuesta soltar un tema y dejarlo fluir como tenga que.
Me empeño en forzar las cosas de maneras muy absurdas, hasta que eso se convierte en prioridad, hasta que se transforma en el primer y último pensamiento del día.
Hasta que me encuentro vagando por el mismo tema durante horas y horas.
Me siento muy inconforme con todo lo que está pasando por ahora.
Me siento tan susceptible de cambiar de opinion, mis creencias están tan frágiles.
Ahora mismo siento que tengo todo hecho un desmadre, que nada tiene orden.
En este momento soy una extraña habitando este cuerpo.
No quiero este tipo de confusión. No la quiero y no la necesito ahora.
No quisiera tener que escribir más de dos o tres líneas en su honor; es mas, no quisiera estar aquí abriéndome un espacio para descargar el ruido mental que todo esto me ocasiona.
No quiero un amor que me haga levantar la mano y decir: “Mírame, aquí estoy”.
No quiero invertir mi tiempo pensando qué hacer para ser querida.
No quiero un amor a medias.
No lo quiero, y no creo que lo merezca.
Este campo de batalla del “casi pero no” ya me lo conozco de memoria y tengo que soltar esto a tiempo porque ya sé cómo termina.
Ya no puedo justificarme en un instinto de supervivencia que sale a flote para manejar una situación que desconozco, porque, para este punto, claro que conozco perfectamente la situación.
Ya sé lo que viene después, y ya sé cómo termina.
-CC
Crónica de una tusa anunciada, Parte 1.
Gold Coast, Australia.